"Una Nueva Vida" CAP 41: "La Revolución" (2º Parte)

Últimos 9 capítulos de la primera etapa.

Hoy les traemos el capítulo 41 de "Una Nueva Vida", la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, los chicos y todos los habitantes de la Urbe comienzan con la revolución planeada para dar a conocer la verdad y la necesidades comunes de las personas. Una multitud de gente se une a la protesta. Finalmente, Luz se resigna y sola, se marcha del NE, jurando una pronta venganza que será peor aún que todo lo que ha hecho hasta ahora.
Esperamos que les guste y que nos den su opinión en un comentario.

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CAPÍTULO 41: “La Revolución” (2º Parte)

- Luz, hoy todos estamos acá para demostrarte la caída de tu imperio, ese que creías tan fuerte como el primer día – Comenzó a decir Thiago, mientras cada vez más y más alumnos del NE se acercaban a nosotros para continuar con el plan.
- Arresten a los salvajes – les ordenó Luz a los guardias.
- Ni siquiera lo intentes Luz, pusimos cámaras por todos lados, para que la gente, “tu” pueblo, vea si nos hacen algo. – Luz ordenó a los guardias que paren, pero que se mantengan al margen. – Como decía, hoy estamos para contarte lo que tus chicos, ayudados por los que sólo vos crees, nosotros los salvajes, hicieron a tus espaldas, mientras vos pensabas que estabas en tu mejor momento. – Thiago le pasó el megáfono a Mar, cientos de personas de la Urbe llegaban hasta nuestro sitio para unírsenos, ahora con carteles, pancartas y banderas. Simón me sonrió al ver que estábamos tomando el control de la situación, todos juntos.
- Al principio no me quería ni acercar a los salvajes. – comenzó diciendo Mar. – Hasta que me empezaron a mostrar la realidad, hasta que me enseñaron a amar de verdad, a vivir, simplemente. Cuando me contaron que la corporación nos lavó el cerebro y nos hizo vivir una vida que no era la nuestra, no lo creí, me parecía una locura, un disparate, no quería creer que las personas que nos cuidaron durante lo que creíamos toda nuestra vida, nos había echo daño, nos había mentido. Pero después, no importa la manera, pero lo pude entender. Y así pasó con mis amigos, y está pasando con todos los que viven en esta mentira, en esta burbuja que vos creaste, si no nos estarían acá hoy apoyándonos, ¿no? – dijo mirando fijamente a Luz. Mar le pasó el megáfono a Rama.
- Por eso hoy estamos todos juntos para sacarte la careta, para que no solo los de esta Urbe se enteren, sino las de todo el país, estamos en cadena nacional. – Ramiro soltó una risita cuando terminó su frase. Parecía que Luz iba a colapsar en cualquier momento. – Esto es una simple revolución Luz, una revolución que se fue armando poco a poco bajo tus narices, bajo la ceguera de vos y todos tus robotitos, que por cierto bien lavado tienen el cerebro, ¿No Renné? – la pelirroja miró rápido al piso como si no hubiese escuchado nada. – Sólo pedimos una cosa simple. Queremos nuestra identidad, basta de división, es tiempo de derribar el muro. – Jazmín le sacó el megáfono a Rama.
- No sólo hablamos por nosotros, tus “targets”, sino por toda esta multitud de gente, de la Urbe y del otro lado del muro, que hoy eligió abandonar su lugar para reclamar por la verdad, por una sociedad sin miedo, sin divisiones, por un mundo mejor, por la justicia y el bienestar que todos merecemos. – Se dio vuelta y señaló con su mano el tumulto de protestantes que había detrás nuestro. Le sonreí a Simón y él me abrazó por detrás y enredó sus brazos en mi cintura. - Sólo pedimos algo simple, todos lo pedimos: “Sabemos la verdad, queremos nuestra identidad. Nuestro amor por la vida es puro, queremos que se derribe el muro”.
A los pocos segundos, toda la gente estaba coreando aquella frase dicha por Jaz. Mientras la decíamos, caminábamos hacia Luz, en forma amenazante, aunque no le fuéramos a hacer nada. La Jefa de Ministros extendió la mano en dirección a Jazmín, quería que le entregara el megáfono. Todos dejamos de caminar y de cantar y Jaz se acercó a ella y le entregó el aparato.
- Sólo voy a decir una cosa – Luz hizo una pausa – ¿El pueblo decide hacer esto? Está bien, pero prepárense para las consecuencias. – Luz sacó de su bolsillo una tarjeta y una placa que parecían importantes y se las tiró a Thiago, el cuál las tomó en el aire y las miró confundido. Luego Luz miró a la cámara que filmaba toda nuestra revolución. – Ante todo el país, Bedoya, te declaro mi sucesor, y al mismo tiempo, la guerra que ustedes mismo provocaron – Todos nos miramos triunfantes y a la vez aterrorizados por las palabras de Luz. – Vamos Renné, nos vamos – le ordenó.
- Renné, esperá – Kant salió desde la multitud y llegó hasta ella – No tenés por qué estar más con ella, esta es tu oportunidad de ser independiente, de vivir, como lo estoy haciendo yo, ya no le pertenecés.
- Renné vamos, no escuchés a este traidor. – Luz la tomó del brazo y avanzaron en dirección al NE. A los pocos pasos la pelirroja se soltó a la fuerza y se dirigió a las espaldas del doctor Kant. Luz la miró atontada.
- Perdón señora, pero como usted dijo, ya no es la Jefa, ya no puede hacerme nada, ya no tiene control sobre mí, yo ahora elijo seguir mi camino. – Ante estas palabras, Luz se dirigió a todo trapo al interior del lugar.
Los guardias tiraron sus armas y se acercaron muy despacio hacia nosotros. Unos segundos de silencio se apoderaron del lugar, mientras todos, con una sonrisa de oreja a oreja, mirábamos expectantes a nuestro alrededor. Habíamos logrado nuestro propósito. Una voz a lo lejos exclamó un grito de triunfo como cuando el jefe del ejército anuncia la victoria. Todas las miles de personas correspondimos ese grito con uno cien veces más fuerte, al mismo tiempo que nos abrazábamos y festejábamos la gran hazaña.
Simón me alzó como una niña y me besó apasionadamente como si estuviésemos en plena intimidad, aquella que es solo nuestra.

A los 15 minutos aproximadamente, Luz salió a la puerta del NE y vio el gran camino que habíamos formado con nosotros mismos que iba desde el NE hasta el portón negro del muro. Todos permanecían en silencio mientras ella avanzaba por en medio de las dos filas de personas que la encerraban. Era tanto el silencio que reinaba, que sólo se escuchaban el ruido de las ruedas de su valija y el sonido de sus tacos al caminar. Pocos minutos después, Luz llegó hasta unos pocos metros del gran portón, donde la aguardábamos sus “víctimas” favoritas. A cada lado de Thiago, el líder, el nuevo Jefe de Ministros, el cual se encontraba al frente, se hallaban Nina y Alai, las hijas apropiadas de Luz.
- Abran el portón – ordenó Thiago por el handy.
Nuestro grupo se partió en dos, uno se fue a una fila y el otro a la otra para poder despejar el camino de Luz. El portón se abrió lentamente con un ruido un poco molesto. En un abrir y cerrar de ojos, Luz ya se hallaba al otro lado del muro. Se dio vuelta para mirarnos por última vez.
- Las consecuencias van a ser terribles, peores. – dijo, y luego el portón se fue cerrando hasta que nuestros ojos ya no la pudieron ver. Todos rompieron fila y se juntaron mientras aplaudían y festejaban el destierro de la persona que nos había causado tanto mal.
Yo abrasé a Simón por la cintura pero él se mostraba pensativo, no apartaba su vista del muro.
- ¿Mi amor estás bien? ¿No te pone contento esto? – dije señalándole la multitud festejando.
- Sí, pero no es eso. Mi amor, ya te habrás dado cuenta, pero te la voy a hacer clara. Luz va a volver con toda la furia, va a hacer lo imposible para destruirnos a todos, se va a fortalecer, va a conseguir nueva gente a escondidas de todas las Urbes, esto no termina acá.
- Lo sé hermano… – dijo Thiago uniéndose a nuestra conversación y apoyando su mano en el hombro de Simón. -…pero es ahora cuando tenemos que llevar nuestra resistencia a un nuevo nivel.