"Una Nueva Vida" CAP 53: "Lo que dicta el corazón"

HOY les traemos el capítulo 53 de "Una Nueva Vida", la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, hablado por Simón & Vale, Kant obtuvo los resultados de los exámenes de Vale y Luca y se los comunica a Simón y a Thiago. Efectivamente como pensaban, les lavaron el cerebro, pero sólo sus relaciones amorosas, lo demás estaba intacto, por eso Luca y Valeria estaban de novios y no les importaban sus parejas reales. Simón estaba angustiado ya que la noche anterior había escuchado que su "ex" mejor amigo haría el amor con su "Rubia". Y así estaba pensado, ellos harían el amor, pero no todo pasó como estaba planeado.
Esperamos que les guste y que nos den su opinión en un comentario.

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CAPÍTULO 53: Lo que dicta el corazón

[Habla Simón]

Al día siguiente, por la tarde, ya estaban los resultados de los exámenes que Kant les hizo a Vale y a Luca. Corrí en la busca del doctor ni bien me enteré. Mientras iba hacia el consultorio, en mi cabeza sólo resonaba la conversación que habían tenido Luca y Lleca y que había escuchado por hacerme el dormido: no fue nada lindo.

Llegué al lugar de encuentro y allí no solo estaba Kant, sino que también Thiago. Me senté y Kant comenzó a hablar.

- Como sospechábamos, los intervinieron, les lavaron el cerebro.

- ¡Y bueno! ¿Qué esperás? ¡Hacélos recordar como hiciste conmigo aquella vez! – le dije impaciente.

- No puedo, Luz tiene la máquina.

- ¡Mierda! – dije furioso. ¿Cómo podía ser que todo me estuviese saliendo tan mal?

- Tranquilo, ya sabés cuál es la solución. – me intentó tranquilizar Thiago.

- ¿Qué? ¿Esperar? No puedo esperar.

- Pero puede ser más rápido de lo que pensamos. Mirá Simón, toda su memoria está intacta, saben que Luz es nuestra enemiga y todo lo que pasó, saben de la resistencia, saben todo. Lo único que les cambiaron fueron las relaciones amorosas. Les hicieron creer que ellos fueron novios toda la vida. Para Vale, lo del casamiento y todo lo que vivió con vos, no pasó. Lo mismo pasa con Luca.

- ¿Y qué ganan con hacer eso? – pregunté ya sin entender nada.

- Crear inestabilidad en nuestro grupo, hacer que nos debilitemos, que nos peleemos entre nosotros y que nos enemistemos, como estás haciendo ahora. Simón, lo único que lográs tratando de pegarle a Luca es darle el gusto a Luz, eso es lo que quiere. – me explicó Thiago, con una paciencia envidiable.

- ¿Y qué se supone que tengo que hacer? ¿Quedarme de brazos cruzados sin hacer nada, esperando a que en una semana o en 10 años recuerden?

- Tenés que ayudarlos a recordar, tiene que haber algo que despierte sus mentes y les haga entender que lo que creen no es así, y ahí, cuando se den cuenta, es cuando van a recordar. – me dijo Kant, como dándome una clase de moral en el colegio.

Luego de más explicaciones, Thiago y yo nos retiramos del lugar.

- A vos te pasa algo más, contáme – me presionó Thiago.

- Ayer, a la noche, escuché algo que me inquietó bastante.

- ¿Qué?

- Escuché que Luca le decía a Lleca que esta noche iba a hacer el amor con Vale. – Thiago abrió los ojos como dos platos.

- No sé qué decirte. – Hizo una pausa - Voy a hablar con Luca. – Y se fue, haciendo que piense en si hice bien o no en decirle aquello.

[Habla Vale]

Ya era de noche, no había nadie más en la cocina. Luego de comer, se habían ido todos y hoy me tocaba a mí lavar los platos. Lo hice lo más rápido que pude, ya que era una tarea que no me gustaba en lo más mínimo. De repente, alguien me rodeó por detrás.

- Ayer no pudimos, pero hoy tenemos que festejar nuestro regreso. – me dijo Luca, para luego darme unos fogosos besos en el cuello. Me di vuelta para quedar cara a cara. Pasé mis manos por detrás de su cabeza.

- ¿Y cómo vamos a festejar? – le dije con una sonrisa en mi rostro.

- Vamos a prender la llama, rubia, vamos a desatar un incendio. Seguíme.- Me dijo de la manera más sexy que pudiera haber imaginado alguna vez. Sí, éramos novios, pero a veces parecíamos la típica “fantasía de una noche”, y eso me encantaba, encendía el fuego y lo perverso en mí. Me tomó de la mano y partimos.

Íbamos avanzando por los pasillos de una forma muy clandestina, con Luca al torso desnudo, más clandestino y apasionante todavía. Pero nos detuvimos al llegar a uno de los salones. Fue algo instintivo, no sabíamos por qué, pero nos detuvimos, con una sensación parecida a la culpa, y eso se debía a que allí estaba Simón, sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, la mirada fija en el pizarrón y las manos juntas, como si estuviese rezando, pero no lo estaba haciendo, por lo menos eso parecía.

Luca tenía la mirada fija en él, a través de la ventana del salón. Los dos sentíamos algo raro, pero sin embargo, Luca me tomó la mano y seguimos nuestro camino.

Él, ahora tapándome los ojos, me llevó hasta el altillo, donde por primera vez se hallaba una cama. Me descubrió los ojos y pude ver sus intenciones, que ya me las imaginaba.

Sin que pudiese decir nada, pegó sus labios contra los míos de la forma más candente posible, haciendo que no pudiese resistirme. Mientras nos besábamos, y aunque tuviese los ojos cerrados, me daba cuenta que se estaba sacando las zapatillas y las medias sólo con sus pies, una habilidad controlada al cien por cien. Yo hice lo mismo, aunque ya las tenía desatadas y no tenía medias, fue fácil. A medida que avanzábamos hacia la cama sin dejar de besarnos, me quitó con sus fuertes manos la musculosa que llevaba puesta. Formando un camino de besos empezando desde mi nuca hasta mi pecho, me depositó suavemente en la cama, donde luego me quitó mi jean, dejándome por completo en ropa interior. De pie, a unos centímetros de la cama desde donde seguía recostada y mirándolo, se quitó de forma muy sexy su pantalón, dejando relucir su boxer gris. Gateó sobre la cama hasta quedar justo encima de mí, donde comenzó de nuevo a darme besos en el cuello, bajando por mi pecho hasta llegar a mi ombligo.

De repente una sensación muy parecida a la angustia me dominó al cien por ciento.

- Pará, Luca, pará. No puedo – le dije tratando de sentarme. Él se corrió de encima mío y se recostó a un lado de la cama, dejándome por fin sentarme.

- ¿Qué pasa? ¿No te está gustando?

- Me encanta, pero no, no es eso, es que no sé, me siento incómoda. No incómoda por vos, es que algo me dice que no tenemos que hacerlo. Siento una sensación rara en el pecho, angustia, culpa, no sé qué es – le dije en tono de disculpa.

- A mí también me está pasando lo mismo desde que volvimos. Todas las veces que lo hicimos nunca me pasó esto, es la primera vez.

- ¿Y si nunca lo hicimos? ¿Y si nunca estuvimos juntos? ¿Y si Thiago tiene razón con lo que te dijo hoy? ¿Y si de verdad nos lavaron el cerebro y vos en realidad estás con Tefi y yo con Simón? Lo veo muy lógico, ¿vos viste cómo nos trataron ayer? ¿Y si es así y nosotros no lo queremos ver?

- No sé, capaz nos estamos enfermando y es eso lo que estamos sintiendo.

- No digas estupideces Luca. Por un lado mi cabeza, en este momento, dice “Sí, hacélo, tené sexo con tu hombre”, pero por otro lado, siento que mi corazón me dice que está mal lo que vamos a hacer, que no debe ser así, es como una advertencia. – Luca miraba disgustado el elástico de su boxer, parecía que su “calentura” era más poderosa que el razonamiento sobre lo que estaba pasando. – Perdón Luca, pero no puedo. – Le dí un beso en la frente, me vestí y salí, muy segura de donde iba.

Simón seguía sentado en el suelo, en la misma posición en que lo había visto la última vez. Dí un paso para quedar justo debajo del marco de la puerta del salón, haciendo que Simón desviara la vista del pizarrón y me mirara, por primera vez desde que volví, con una expresión que no fuera ni de furia ni de angustia.