"Una nueva vida" CAP 4: "La importancia de los sueños"

HOY les traemos el cuarto capítulo de la espectacular novela del FC "Pablochifans", "Una nueva vida". En este capítulo, Valeria se empieza a dar cuenta que cada vez le gusta más Simón, y aunque esto puede generar conflictos en el NE, ella sigue a su corazón y a su mente, la cual a través de un sueño, le da aún más seguridad en cuanto a su desición.
Esperamos que lo disfruten al leerlo y que pasen un buen momento, al igual que nosotros cuando hacemos cada capítulo.

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CAPÍTULO 4: La importancia de los sueños.

“Necesito un descanso”, pensé para mis adentros. Lo que había visto, y lo que me había ocurrido recién con ese morocho, que me parecía esculpido a mano por un ángel tras ver su cuerpo desde todos los ángulos, hizo que mi temperatura corporal subiera más de lo normal. Regresé a mi habitación y me desplomé contra mi cama, quedando boca arriba.

- ¿Y a vos qué te pasa? – me dijo Jazmín con su mirada clavada en mi posición de “persona sin vida”.

- No sé, estoy como exitada.

- Wauw!¡¿Que chongo del NE viste?¡ - dijo Esperanza sentándose al borde de mi cama.

- A Simón – dije entre suspiros.

- ¡¿Qué viste a quién?! – Gritó Mar, corriendo hacia mí y tirando todo a su paso - ¿Dijo Simón no? La escucharon bien – dijo mirando intercaladamente a Jazmín y Esperanza.

- ¿Algún problema? – dije ya un poco asustada, porque Mar me comía con la mirada

- No, sabés que no, nada más que Simón es MI novio, mío y de nadie más – dijo como si me retara con su dedo, con sarcasmo, por supuesto.

- Ah, bueno, perdonáme, entonces si Simón es tu novio, te felicito por tener a tu lado a un hombre tan caballero, lindo, y con esas nalgas tan perfectas… – dije de forma pícara, con una sonrisa que empezaba a nacer en mi cara, ya que la histeria de Mar me tentaba demasiado, más si la intentaba provocar con comentarios como esos.

- ¿Perdón? ¿Dijo nalgas o me parece a mí? – dijo Mar agarrando a Jazmín por el brazo.

- ¡Ay pará Mar! Yo mejor me voy porque no te aguanto cuando te ponés así – Jazmín se fue pegando un portazo al salir.

- ¿Cómo sabés vos que tiene nalgas perfectas antes que yo lo sepa? ¡Yo que soy la novia lo tendría que saber! ¡Yo tendría que decir eso! ¡¿Eh?!¡Hablá! – la separé de un empujón, ya que durante todo ese cuestionario casi me ahorca con el cuello de la blusa de lo histérica que estaba.

-¿Qué cómo lo sé? No sé, preguntále a Simón si estás tan interesada – dije muy tranquila, al contrario de ella.

- ¿Sabés qué? ¡Ya mismo lo voy a buscar!

Mar se fue corriendo en dirección a la habitación de los chicos para increpar a Simón. Luego sentí culpa por lo que pasó, pero después no me importó, porque ella era la que se hizo la historia de que pasó algo más entre Simón y yo.

- Me parece que vos y yo tenemos que hablar ¿no? – dijo Esperanza mirándome desde el pie de mi cama.

- Yo no tengo nada para hablar Esperanza - le dije comenzando a leer un revista que encontré sobre mi mesa de luz.

- Primero que todo, me decís HOPE, y segundo, contáme todo lo que pasó con Simon, fue re Hot ¿no? – dijo elevando su tono de voz y acercándose cada vez más a mi. Cerré la revista y comencé con mi relato.

Cuando terminé de contarle, Hope me tomó las manos y dijo muy contenta:

- ¡Ah pero estás hasta las manos!

- Si, no sé, pero es como que desde que lo ví, me flechó, no se.

- Deben ser sus nalgas que te atraparon – las dos comenzamos a reír.

- ¿Sabes qué? Me gusta Simón, sí, me gusta – dije muy convencida y con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡¿What?! – dijo Hope confundida.

En ese momento se escucharon gritos que venían desde el pasillo y luego entró Mar, seguida de Jaz que intentaba frenarla.

- ¡¿Estás contenta ahora que corté con Simón?! No, ¿sabés que? ¡Andáte! ¡Y no vuelvas hasta que se me halla pasado!¡Volvé para dormir nada más! – me dijo furiosa.

A todo eso, ya había salido de la habitación, y el llanto de Mar se podía escuchar desde lejos. Dí unos pasos y me detuve ante la puerta de la habitación de los varones. Sentía en mi piel la necesidad de verlo, de hablar con él y de sentir su aroma, que era como una droga para mí. Para no repetir la historia, aunque me moría de ganas, toqué la puerta, tres veces, para asegurarme de no interrumpir nada.

- ¿Quién mierda es?! – gritó Simón antes de que él abriera la puerta por completo – Ah, Valeria, perdonáme, enserio, no sabía que eras vos – me dijo tocándose el pelo, otra vez de los nervios, y mirándome a los ojos, sin perderme de vista.

- Bonjour, de nuevo – dije con mi más sincera sonrisa – En este momento no debería estar pidiéndote esto a vos, pero es que tu novia me hechó del cuarto, y como vos sos una de las pocas personas con las que me llevo bien por ahora…¿Te molestaría que me quede con vos, aunque sea un rato? Parece que ella está tan histérica que sólo puedo volver para dormir, por lo menos hoy. – aunque podría haber ido a componer canciones, mi pasatiempo favorito, esa me pareció una excusa perfecta para pasar tiempo con él.

- Primero, Mar ya no es mi novia, y segundo, ponete cómoda – dijo haciéndome señas con las manos para entrar. Cerró la puerta detrás de mí.

Nos sentamos en su cama, separados un metro, y después de unos segundos de puro silencio, se me acercó, casi tocándome.

- ¿Sabés qué tengo ganas de hacer? – me dijo con esa sonrisa que estaba a punto de derretirme por dentro.

- ¿Qué? – le dije sin desviar mi mirada de sus ojos.

- Enseñáme francés mientras comemos esta torta, ¿Te parece?

- Oui, c`est parfait (Sí, es perfecto) – dije cortando una porción de Lemon Pie, mi postre favorito.

Estuvimos horas con los roles de profesora y alumno, aunque a veces olvidaba lo que estaba diciendo, ya que estaba perdida en sus ojos, estábamos los dos en su cama, boca abajo, moviendo las piernas como dos chicos, mientras yo le hacía resolver ejercicios en un cuaderno, como si realmente fuéramos profesora y alumno.

- Es la hora de la cena, ¿Te gustaría comer algo en el comedor del NE?- me dijo luego de cerrar su cuaderno.

- ¿Qué es una especie de recreo con su profesora, alumno? – dije pícara.

- Oui, ¿aceptás?

- Oui, monsieur. (Sí, señor) – dije luego de levantarme de la cama.

- Tres bien, madame! (Muy bien, señora) – me dijo con una dulce sonrisa - ¿Ves cómo aprendo rápido? – los dos nos reímos y luego fuimos a comer.

En la mitad de la cena, Mar pasó por el comedor, nos vio, tomó un vaso de jugo y se fue sin decir nada. Luego seguimos con nuestra cena, charlando. Cuando terminamos, esta vez nos despedimos con un beso en el cachete y cada uno se dirigió a su habitación. Como ya era tarde, todas estaban durmiendo, asíque me puse el pijama y me metí en la cama. A los dos minutos me dormí por completo, comenzando a tener un sueño que por lo visto, era de esperar:

“Estaba en una habitación de paredes rojas, acostada boca arriba en una cama blanca, con el pelo despeinado, vestida con un camisón negro que pasaba apenas mi cintura. De pronto se abre una puerta. Era Simón, que estaba con el torso desnudo y descalzo, sólo con un pantalón largo color negro. Se iba acercando lentamente hacia la cama, empezó a gatear sobre ella hasta posicionarse sobre mí. Dejó caer todo su cuerpo, desde la cintura para abajo, y luego sus brazos se extendieron como haciendo una lagartija sobre mí. Luego volvió a flexionar los brazos para bajar, hasta que su boca hizo contacto con mi cuello, en el cual empezó a pasar su lengua, lo que hizo que yo emitiera un gemido de placer y que moviera mi cabeza para atrás, dejando al descubierto el cien por ciento de mi cuello”.

Cuando desperté en la mitad de la noche, luego de ese sueño perfecto, me senté sobre la cama, prendí el velador y respiré hondo. Esa fue la primera vez que soñé con Simón Arrechavaleta.

Y gracias a ese sueño, pude estar segura de tres cosas: La primera, el pensar en Simón provocaba una sensación en mí que nunca antes había experimentado. La segunda, todo mi ser, y no sé hasta que punto, deseaba con todas sus fuerzas encontrarse con sus labios y apoderarse de su cuerpo, que prendía el fuego en mí. Y la tercera, es que estaba perdida e indescriptiblemente enamorada de él.