Esperamos que disfruten al leerlo, porque el siguiente capítulo será divertidísimo, con la entrada de un nuevo personaje muy polémico.
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CAPÍTULO 14: Algo inesperado
Pasaron 5 días desde la noche en la que hicimos el amor. Esos días fueron maravillosos para mí, aunque había algo que me preocupaba demasiado, pero no quise que aquello me arruinara los hermosos momentos que pasaba con mi novio, aunque él cada tanto notaba mi cara de preocupación. Constantemente me preguntaba qué me pasaba, y yo sólo le contestada con un simple “nada”
La mañana del martes, un día antes de que volviéramos a Argentina, lo primero que hice cuando me levanté fue ir directo al baño, para ver si mi preocupación podía irse. Pero nada nuevo, esta situación ya me estaba preocupando. Me senté en el piso, cerca del lavatorio, y me quedé callada, con la mirada perdida, hasta que Simón tocó la puerta.
- ¿Mi amor estás bien?
- Sí, sí, no es nada, ya te abro. – había tardado unos minutos en contestarle y en encontrar la llave. Le abrí la puerta, permitiéndole pasar. Me tomó de la mano y me llevó a la cama, donde nos sentamos uno al lado del otro.
- ¿Me vas a contar qué te pasa? Ya me estás preocupando, hace días que estás así.
- No es fácil para mí, Simón.
- Sea lo que sea, si me contás quizás lo podemos resolver juntos.
- Está bien, pero no quiero que sientas culpa ni nada de eso.
- Dale mi amor, decíme, me asustás cada vez más.
- Simón… - hice una pausa para limpiar una lágrima que se deslizaba por mi mejilla - … tengo un atraso de tres días. – vi cómo sus ojos se le abrían como platos.
- No puede ser, nosotros nos cuidamos todas las veces, las tres veces que lo hicimos estoy seguro que nos cuidamos.
- No todas – le dije acercándome más a el para tomar su mano.
- Vale, nos cuidamos las tres veces, no me estoy equivocando.
- La primera vez, la de la playa, no – le dije apartando la vista de su rostro.
- Tenés razón, es todo culpa mía, perdonáme mi amor – me dijo a punto de llorar.
- No es tu culpa, mi amor – le tomé la cara para que me mirara – además, quizás sólo sea un atraso, como ya me paso sin que tenga relaciones – le sequé las lágrimas que caían de sus ojos.
- Pero que casualidad que justo te atrases con el período después de que tengamos relaciones ¿no?
- Sí, pero hay que esperar un poco más, si mañana a la mañana no me vino, ahí si que hay que empezar a preocuparse. Simón, no quiero que se arruine nuestro último día acá, quizás no se repita y quiero disfrutarlo al máximo. Te amo Simón, pase lo que pase.
- Yo también, perd… - le tapé la boca con un dedo.
- No tenés nada de que disculparte.
Como habíamos prometido, disfrutaríamos nuestro último día en Grecia al máximo, dejando de lado todo lo que nos preocupara, y así lo hicimos. Pasamos todo el día en la playa, nadábamos en el mar y salíamos a revolcarnos en la arena repetidas veces. A la hora de la merienda, comimos una riquísima torta de limón que preparó mi novio, estaba exquisita, al igual que él. Para finalizar el día, nos quedamos a mirar el atardecer sentados en un manta en la arena, yo acostada sobre su pecho, acunada por sus brazos, mi pose favorita.
A la noche nos bañamos juntos, como solíamos hacerlo todos los días, para luego ir a la cocina y tener una charla de las nuestras, mientras él cocinaba uno de sus platos para la cena.
Antes de ir a dormir, preparamos las valijas, ya que teníamos que comenzar el viaje de vuelta muy temprano, a las 9a.m.
- Mi amor, ¿Qué pasaría si de verdad estoy embarazada? – le dije antes de darnos nuestro beso de las buenas noches.
- No sé, supongo que lo tendríamos que afrontar de la mejor manera. Pero igual, no sabemos nada todavía, hay que esperar mi amor.
- Ya lo sé, tenía esa duda nada más – me besó la frente y nos pusimos en nuestra posición “cucharita”, la elegida para dormir todas las noches.
A la mañana siguiente me desperté con el primer rayo de la mañana. Fui de puntitas de pie hasta la puerta del baño, y antes de entrar, me volteé para mirar a Simón, que me observaba en silencio desde la cama, apoyando la cabeza en su brazo.
Entré en el baño, me bajé la ropa interior, aún sin mirar, y me senté en el inodoro. Tenía mucho miedo, pero tenía que tomar coraje y enfrentar la realidad. Bajé la vista hacia la prenda que descansaba sobre mis pies. La observé muy detenidamente, y luego una sonrisa nació en mi cara. Me subí la ropa interior y abrí la puerta rápidamente. Simón casi se cae arriba mío, estaba escuchando por detrás de la puerta para ver si yo decía algo. Lo miré sonriente y después lo abracé con todas mis fuerzas.
- ¿Qué? – me dijo con una sonrisa, sólo porque yo estaba sonriente.
- Creo que vamos a poder disfrutar a pleno de nuestra adolescencia un poco más. – le dije muy contenta, como una niña con muñeca nueva. Simón me abrazó suspirando del alivio.
- Bueno, hagamos de cuenta que acá no pasó nada. ¿Vamos a cambiarnos y desayunamos? El velero que nos pasa a buscar llega en una hora más o menos. – me dijo mi novio, le había vuelto el alma al cuerpo. Los dos sabíamos muy bien que aún no estábamos preparados para ser papás.
Nos pusimos la ropa para viajar y luego disfrutamos de un rico desayuno compuesto por tostadas, café con leche y un jugo de naranjas que había sobrado de ayer.
A las 8 de la mañana, nos enmarcamos en el velero y en un par de horas llegamos al puerto, donde tomamos un taxi que nos llevó al aeropuerto.
Simón hablaba inglés de una forma que yo nunca podría hacerlo. Con ese idioma se manejó durante todas nuestras vacaciones, debido a que ninguno de nosotros sabía latín.
Un poco más tarde del mediodía, ya estábamos sentados en el avión, esperando a que éste despegara. Nos aguardaban unas largas horas de espera hasta llegar a destino. Por lo tanto, mientras volábamos, almorzamos y miramos una película de acción, como le gustaban a Simón.
Por la tarde tomamos una hermosa siesta, nos habíamos levantado muy temprano por aquel inconveniente con mi período.
A las 17:45 aterrizamos en el aeropuerto de Argentina, nos dieron nuestro equipaje y bajamos al estacionamiento, donde una camioneta de
Llegamos al patio del NE donde todos nuestros amigos vinieron a recibirnos. Pero faltaba Mar.
- Hope, ¿donde está Mar?
- ¿Mar? Está tratando de probar suerte con el chico nuevo estilo “príncipe”, ese que te conté, pero él no le da cabida.
Le podía ver la espalda a este muchacho desconocido, ya que estaba hablando con Mar, sentados en una mesita del bar junto con otras chicas. Luego ella nos señaló y el chico giró la cabeza para mirarnos, por fin pude verle la cara.
4 Pablochis comentaron:
quien sera ese chico nuevo, no?
Acá llega Arthur jajajaja, vamos a ver qué tal!!
Más tiernos en la playa estos dos, y Simón cocinando, yo quiero unooo, dónde se puede comprar??? Jajajaja
Saludos!
Naaaaaa jajajjaajja lo que me reí cuando rochi mira si le había llegado XDDDDDD fue re gracioso . Haaaaaaay llego el molesto a que? a molestar obvio jaajaaaja..
me encanta esta nove, la acabo de descubriiiir! es buuuuuenisiiima ! (ya me leei todos los capitulos)
quiero saber quien es el chico!! quiero mas!
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