El capítulo de hoy, consta de una corta primera parte hablada por Valeria, la cual sigue su empesinada busca de respuestas a sus incógnitas, y una segunda parte, hablada por Simón, el cual vuelve a "estar vivo". Descubrí qué le pasa a Simón leyendo este capitulo realmente emocionante.
Esperamos que lo disfruten y que pasen un buen momento.
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CAPITULO 20: Estoy vivo
Llegué a la habitación de los varones y encontré a mi mejor amigo acostado en la cama, leyendo un libro, me miró pero no me prestó atención. Por lo tanto, cerré de un portazo tan estruendoso que lo hice asustar. Le saqué el libro de las manos y lo tiré a un costado de su cama.
- Pará, ¿Qué te pasa? ¿Enloqueciste? – me miró muy desconcertado.
- ¿Por qué me ocultás cosas?
- Yo no te oculto nada.
- ¡No me mientas Arthur! – a él se le cayó la boca, sólo lo llamaba por su nombre completo cuando estaba realmente enojada.
- ¡Valeria yo no te miento! – se paró frente a mí. Él tampoco me llamaba por mi nombre completo.
- ¡Te estás tocando la oreja! ¡Me estás mintiendo! – desde chiquito que mi mejor amigo se tocaba la oreja cuando estaba nervioso o mintiendo, era una costumbre en él.
- ¿Sabés qué? Sí, te estoy mintiendo, pero no te lo voy a contar, por el simple hecho de que no lo entenderías y que me tratarías de loco – Me sorprendí. Eran casi las mismas palabras que me había dicho Ramiro.
- ¡Por favor decíme! Yo escuché cuando estabas hablando con Ramiro y Hope. – Lo tomé de la mano y lo miré a los ojos – Arti, ¿Cómo que tu papá está vivo? ¿Cómo que está acá? ¿Qué está pasando? ¿Qué es eso que dicen que nos hicieron? ¿Quién nos lo hizo? – tenía el llanto en la garganta.
- Vale, no puedo hablar, perdonáme, sólo te voy a decir dos cosas… - se me acercó al oído – No todo es lo que parece, lo esencial es invisible a los ojos. – luego me abrazó y se fue.
¿Qué quería decir eso? ¿Por qué tanto misterio? Mi cabeza explotaba, pero tarde o temprano me enteraría de ese gran secreto que me estaban ocultando, o quizás, sabría con exactitud lo que estaba pasando, eso tan extraño.
[Habla Simón]
La salvaje que mi novia había descripto no se hallaba por ningún sitio, por lo menos en
Luego de hablar con Luz en el edificio del gobierno, Kant llegó hasta mí.
- Simón, ¿Tenés un tiempo para hablar? – me dijo mientras miraba para todos lados, parecía que quería que nadie escuchara nuestra conversación.
- Sí, no hay problema. ¿Qué pasa?
- Vamos a mi despacho – me llevó hasta allí, dirigiéndome con su mano en mi hombro.
Era la primera vez que entraba al consultorio de Kant, era todo muy claro, con un escritorio en una esquina, una camilla en la pared, una balanza cerca de la puerta, y un armario cerca del escritorio.
- Sentáte en la camilla – Sin saber por qué, hice lo que me pidió mientras él cerraba las cortinas y cerraba la puerta con llave.
- ¿Tan secreto es lo que me tenés que contar? – ya había comenzado a asustarme. Kant no me respondió, solo me miró una vez, acercó una silla cerca de la camilla y se sentó, mirándome muy fijamente.
- Simón, ¿últimamente tuviste esas visiones que te dije que podías experimentar?
- La que me casaba con Vale, por ahora. – le sonreí, pero él no se lo tomó para chiste.
- ¿Y no sentís que eso fue muy real? ¿Cómo si lo hubieras vivido?
- La verdad que sí, pero no le di mucha importancia.
- Deberías darle. – se apresuró a decirme.
- ¿Kant qué pasa? ¿Por qué tanto misterio? – como era de esperarse, no me contestó. Sacó de un mueble una máquina con unos anteojos y cables
- Si te digo que esto va a hacer que no te mueras, ¿vos me crees? – me miró suplicante a los ojos.
- Con ese tono de voz y esa frase, la verdad que no. – él suspiró.
- Acostáte en la camilla y sacáte la remera – lo hice. Comenzó a conectarme cables al pecho, a las sienes y a la frente. Me puso los anteojos.
- Pará Kant… - me saqué los anteojos… - ¿Qué me vas a hacer?
- Vos confiá en mí, después me lo vas a agradecer – me volvió a poner los anteojos.
Kant puso a funcionar esa extraña máquina. Ni bien la prendió, un sueño abrumante arrasó sobre mi, cerrándome los párpados lentamente.
“Todo va a ser mejor Simón, dormí” fue lo último que le escuché decirme antes de que cerrara los ojos.
No sé cuanto tiempo había pasado. Abrí los ojos y Kant me sacó los anteojos que tenía puesto. Un calor agobiante recorrió mis venas, e hizo que me sentara rápido en la camilla, arrancándome todos los cables que tenía adosados a mi cuerpo. Me froté la cabeza, me dolía muchísimo.
- ¿Kant qué carajo me pasa? – Me dolía mucho detrás de los ojos, me dolía la frente.
- Simón, estás recordando, estás volviendo a ser vos – él puso una mano en mi pecho, mientras me frotaba la espalda con la otra, en ese momento sentía que era como mi papá.
Diversas imágenes de mi vida comenzaron a recorrer mi mente, se quedaban allí, las podía ver. Algunas se visualizaban por más tiempo, quizás por yo quería recordarlas, como por ejemplo, mi casamiento con Vale, nuestro primer beso, nuestro rock&roll en la isla griega, aunque eso no formaba parte de mi verdadera vida, pero lo sentí, como si realmente hubiese sido yo, como si realmente lo hubiera vivido el Simón verdadero, el “yo” de ahora.
Todo, absolutamente todo volvió hacia mí, ahora sí me sentía vivo, volvía a ser yo.
- Te implanté el recuerdo de cuando te resetearon, para que entiendas todo esto. Simón, ahora recordás tu vida del NE, y tu verdadera vida, tus recuerdos más preciados. – me dedicó una gran sonrisa, nunca lo había visto así.
- Gracias, gracias, gracias – repetía constantemente, al mismo tiempo que lo abrazaba con todas mis fuerzas, mientras unas lágrimas empezaban a salir de mis ojos, con tal rapidez que en un segundo bañaron mis mejillas por completo.
Me separé de él, mi “papá suplente”, y lo miré con mis ojos llorosos durante varios segundos. Kant me había devuelto la vida, el alma, mi mente, mi cuerpo, mi corazón.
Le acaricié el pelo, lo abracé una vez más y luego me dirigí hacia la puerta, pero él me detuvo.
- Simón, tenés que ser muy discreto, nadie excepto yo se tiene que enterar de que te acordás de todo, tenés que fingir, tenés que vivir esa vida que tenías acá en el NE, tenés que tratar a todos como los tratabas cuando estabas reseteado, exactamente igual, sino se notaría el cambio. No los podés querer de la misma forma que en realidad los querés.
- Está bien, me voy a controlar – lo abracé una vez más y salí por la puerta.
Traté de parecer lo más tranquilo posible hasta que me subí a mi camioneta y me dirigí al NE. Necesitaba ver a Vale, mi novia, mi esposa, necesitaba besarla y recordarla con mi cuerpo real, con mi corazón que volvía a estar vivo, y que quería volver a sentir.
2 Pablochis comentaron:
muuy buen capii espero maas!!
Nahhh, Kant, más tierno jajaja, aunque cuando dijo eso de acostate en la camilla y después lo de sacate la remera... Se puede mal interpretar eh¿ jajajaajajajaj
Kant papá :D
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