"Una Nueva Vida" CAP 29: "Error"

miércoles, 1 de septiembre de 2010 5 Pablochis comentaron
HOY les traemos el capítulo 29 de "Una Nueva Vida", la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, después de las revelaciones, Simón propone pasar un día con su novia, para olvidarse un poco de todo. Los dos juntos, se disponen a pasar un buen momento haciendo un picnic en el bosque, ahora que Vale sabía que los salvajes no eran malos. Pero allí, un hecho los llevará a cometer un error que podría llegar a ser grave, sobre todo por parte de Vale. ¿Vivirá o no? Descubrílo en el próximo capítulo.
Esperamos que lo disfruten y que pasen un buen momento.

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CAPÍTULO 29: Error


Esa noche dormimos juntos en la cama de Simón. No era necesario, pero después de lo que había pasado con el chico, que ahora sabía que se llamaba Joaquín, sentí que debía cuidar a mi Simón. Salvo por este muchacho, desde que me enteré de la verdad y desde que casi todos nos juntamos con los chicos que antes pensaba que eran salvajes, todo parecía más tranquilo.

En la mañana, desayunamos juntos, los dos solos, ya que nos levantamos temprano. Luego de tomar la última gota de mi café con leche, mi novio me cambió de tema.

- Hoy tengo día libre, así que podríamos hacer algo, ¿no? – me dijo pícaro.

- ¡Ey! No te zarpés.

- ¿Perdón? Vos sola pensaste eso, yo no quise decirlo con esa intención, pero si vos querés…

- Quiero, por supuesto, pero no da.

- Bueno, igual yo te proponía pasar el día juntos, para despejarnos un poco de todos los problemas, operativos de reproducción, etcétera. – Aunque teníamos la mesa en el medio, se levantó un poquito para darme un pico.

- Acepto pasar el día con usted señor. – le dije divertida.

Cuando terminamos de desayunar, fuimos a su habitación para preparar una mochila con todo lo que necesitábamos para una tarde de picnic y diversión. Un rato después, yo leía la lista de cosas y el las corroboraba.

- ¿Almuerzo? ¿Agua? ¿Merienda? ¿Lona? ¿Carpita? – él asentía con un simple “sí” ante cada cosa que yo decía - ¿Vasos? ¿Arma? – Hice un pausa - ¡¿Arma?! - pregunté eufórica.

- Sí, mi amor, es sólo por las dudas, nunca sabemos lo que puede pasar.

Un rato después, le avisamos a Hope que nos iríamos para que no se preocupe. Luego pasamos por los túneles, llegando al boquete y luego salimos al bosque de forma directa.

Caminamos abrazados unos minutos hasta que decidimos que el lugar perfecto para estar era un espacio encerrado por cuatro árboles altos, que estaban comenzando a producir frutos por la primavera que llegaría dentro de unas pocas semanas. Estiramos la lona y nos acostamos arriba. Nos abrazamos con mucha ternura, mientras él me besaba chistosamente el cuello, al mismo tiempo que yo contemplaba el celeste del cielo que se hallaba con muy pocas nubes.

Cerca del mediodía, saqué de la mochila todos los ingredientes para preparar el almuerzo, y sin querer toqué el arma que Simón había llevado.

- ¿Podes sacar esto que me pone nerviosa?

- ¿Si lo saco de la mochila está bien? – asentí muy aliviada. Él la sacó y la puso debajo de la lona, cerca de uno de los bordes.

Pasamos un mediodía hermoso, dándonos de comer en la boca, mientras planeábamos un futuro juntos, como yo siempre soñé hacer cuando tendría un novio.

Cuando terminamos de comer, nos acostamos en la lona y yo me puse arriba de él, haciendo que nuestras bocas quedaran a menos de dos centímetros.

- ¿Y cuántos hijos querés tener? – le dije tiernamente.

- Dos, ¿vos? – me dijo, acariciándome un costado de mi cabello.

- Dos también, una nena y un nene.

- Me gusta, me gusta – me dijo antes de derretirme con un suave beso mis labios con sabor a jugo de manzana.

De pronto escuché las hojas moverse, escuché ruidos, como si alguien estuviera allí.

- ¿Mi amor escuchaste eso? – le dije separando nuestras bocas.

- ¿Qué? No es nada, es el viento nada más. – juntó mi boca contra la suya una vez más. Pero luego, volvimos a escuchar otro ruido, aun más fuerte. - ¿Qué fue eso? – Ahora sí estaba atento a lo que yo había dicho. Me senté en la lona y mi novio fue a mirar los alrededores.

Volví a escuchar un ruido a mis espaldas, y cuando me di vuelta, lo vi y llamé con un grito seco a Simón, el cual acudió como una ráfaga hacia mí e hizo que yo me pusiera tras él.

- ¿Qué querés ahora pendejo? – le gritó mi novio.

- Quiero que me digas dónde está la Jefa – dijo Joaquín. Aunque no era tan tranquilo como parecía, había una conexión extraña que me incitaba a quererlo. Estaba vestido con unos jeans oscuros, una campera azul, una remera gris y su mochila del mismo color. – Yo sé que vos sabés dónde está, así que hagámosla corta. Me decís y yo me voy.

- Esta vez no te me vas a escapar – dijo Simón, al mismo tiempo que él caminaba unos pasos hacia el chico y Joaquín caminaba para atrás, alejándose de él.

En un momento, el muchacho se hechó a correr en dirección opuesta a nosotros, como si pensara que Simón le iba a hacer algo por haber dicho “esta vez no te me vas a escapar”. Mi novio lo siguió como una sombra. Yo tomé el arma, ese objeto que tenerlo en mi mano era como un pecado de dios para mí, y luego los seguí, pero cautelosamente, para que Joaquín no se intimidara con mi presencia.

Pocos segundos más tarde, el pre-adolescente giró su mochila, la abrió y sacó la famosa arma que Simón me había dicho que tenía. Sin dudarlo, Joaquín paró de correr y le apuntó a mi novio, éste se detuvo.

- No te tengo miedo, sé que no me vas a hacer nada – dijo mientras se acercaba lentamente hacia él.

- No era lo pensado, vos me querés lastimar, ¿y sabés qué? Está calibrada para desmayar, pero si te seguís acercando la voy a calibrar para matar. – Él no se detuvo – Está bien, te lo advertí – El chico hizo un ajuste en su arma y volvió a apuntarlo. Mi novio llegó hasta él y sin sacarle el arma, se la puso en el pecho.

- Dale, disparáme. Te estoy dejando.

- ¡Simón dejá de provocarlo, vámonos! – le grité desde al lado de un árbol. Yo estaba a espaldas de Joaquín.

- Lo voy a hacer, así que te doy la oportunidad de que te vallas. – le dijo a mi novio.

- No me voy a ir, hacélo dale. – el muchacho fue acercando su dedo al gatillo. ¿Cómo estaba Simón seguro de que no lo iba a matar? Yo no estaba segura, así que me armé de coraje. O era Joaquín o era el amor de mi vida. Me paré muy rápido tras aquel chico, saqué el arma que tenía y, sin dudarlo un segundo, apreté el gatillo, apuntando en dirección a su espalda. Éste cayó a los pies de Simón, el cual me miró desorientado, impresionado. Solté mi arma y me tapé la boca del espanto. ¿Qué había hecho? Había cometido el error más grande de toda mi corta vida. No estaba segura de si lo había matado o no, pero igual había disparado un arma, y eso no es propio de mí. Desde el momento en que Simón trajo el arma, estábamos errados. Simón nunca debió perseguirlo, debió haberlo escuchado, como el chico quería. Pero la culpa no era de él, sino mía, de eso estaba muy segura. Mi novio se arrodilló para socorrer al muchacho, y me miraba a cada segundo. Pero sin embargo, el error más grande fue creer que había cometido un error, cuando en realidad, hice una imperdonable estupidez, sea cual sea el resultado de mi acción.




5 Pablochis comentaron:

  • Camy110 dijo...

    Ahhhhhhh, Joaquín (L)
    Más tiernos estos planeando su futuro :D Espero que joaquín esté sólamente desmayado, quiero que sepan ya quién es :D

  • Anónimo dijo...

    Fran, es igual a Pablo el chico de la foto!!! jaja, un Joaquincito perfecto elegistee!!(Y)(Y)me encantó el cap!!

  • Chubi dijo...

    Hay juaquinsito es igual a Simón jajajaja me mue me lo como mas tierno. Joaquinsito es revelde eh? nos salió a la tumbi parece jajajajaja me da gracia como se pelea con Simón es re cumbiero XD. Quiero maaaaaas :D .