En el capítulo de hoy, Vale despierta en la avioneta que, según ordenó Luz como castigo para Simón, la llevará devuelta a Francia contra su voluntad. ¿Podrá Vale zafar de ésta? ¿Qué pasará con Simón? ¿Él podrá llegar a tiempo para rescatar al amor de su vida? ¿Lograrán separarlos? Descubrí esto y mucho más leyendo este apasionante capítulo.
Esperamos que lo disfruten y que nos digan en un comentario qué les pareció este capítulo.
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CAPÍTULO 38: No es un adiós (2º Parte)
Abrí los ojos lo más rápido que mi estado me lo permitía. Me sentía cansada, adolorida, como si no hubiera dormido por dos días, como cuando te inyectan suero durante uan internación en el hospital.
Tardé poco tiempo en darme cuenta en dónde estaba. Me encontraba acostada en un asiento doble, situado en lo que parecía una avioneta exclusiva para mí. Estaba asustada, pero me relajé un poco al estar conciente de que estábamos en tierra, pero, ¿Cómo sabía si estaba en mi tierra y no en otra? Me habían desmayado, no tenía idea de cuánto tiempo estuve así. Me puse de pie de un salto y observé unas valijas que estaban en la parte de atrás. Me dirigí hacia ellas y las abrí. Era toda mi ropa, todas mis cosas. Me alejé de ellas espantada, me aterraba la sola idea de que me querían lejos. ¿Pero por qué? ¿Quién me quería fuera del mapa? Bueno, es sí que era una pregunta estúpida, pensé. Estaba más que claro que detrás de todo esto estaba Luz.
Escuché un fuerte portazo que provino desde la parte delantera de la avioneta. Supuse que el piloto se había puesto en posición para despegar. Crucé rápido la poca distancia que me separaba de aquella pequeña puerta blanca. La abrí y le hable al piloto como si me agradara la idea de que me estuviera llevando a un lugar desconocido.
- ¿A dónde vamos? – pregunté de una forma muy educada, con la sonrisa más falsa que pude hacer en toda mi vida, o por lo menos la nueva vida que ahora sabía que me habían inventado.
- A tu país, como habías quedado con la señorita Luz – Se me abrió la boca de forma involuntaria. ¿Me estaba llevando a Francia? ¿A Francia? Resoplé una sola vez para no gritar. El odio que sentía hacia Luz se me incrementaba cada vez más a cada segundo que pasaba.
- Sí, como habíamos acordado – el piloto, cuyo bigote llamaba demasiado la atención, se dio la vuelta, ahora sí, para poner todo en orden para el despegue. Tenía que encontrar una manera de zafar de esto, sola, como estaba en ese momento. Necesitaba información, necesitaba una solución. - ¿Hay posibilidades de que la compuerta se abra? Es que me da un poco de miedo volar – le dije con la mejor cara de preocupación que logré poner. El hombre soltó una carcajada y contestó a mi pregunta sin mirarme, mientras seguía cambiando de estado botones y palancas.
- No, es imposible. Son de excelente calidad y proporcionan una seguridad inigualable. Sólo se pueden abrir con la tarjeta de acceso maestra, si no tenés eso, no la abrís con nada. – se volvió a reír, a mí no me causó la más mínima gracia. – Bueno, ahora andá a sentarte que voy a poner en marcha la avioneta para ganar velocidad así despegamos de una vez por todas.
- Está bien – le dije tratando de que no se note la tristeza que invadía mi voz.
Me di vuelta para ir hasta mi asiento pero antes de cruzar la puerta de la cabina del piloto, algo llamó enteramente mi atención. Una tarjeta con el símbolo del NE colgaba sobre una chinche clavada en un cuadrado pequeño de lámina de corcho. Miré hacia atrás para corroborar que el piloto no me observara, y acerqué mi mano cautelosamente hacia mi última esperanza, procurando no hacer ningún ruido.
- ¿Te podés ir a sentar por favor? – me dijo el piloto, ahora sí, mirando en mi dirección. Ni bien escuché la primera palabra que salió de su boca, acerqué fugazmente mi mano contra mi cuerpo.
- Sí, perdón, me quedé pensando en algo – mentí. Tardé unos largos segundos en sentarme, debido a la nostalgia que no me dejaba avanzar. Fin del plazo, estaba perdida, una vez que el avión despegara no había más chance.
Me acomodé en la butaca y ni bien se encendió el motor y la avioneta comenzó a moverse, empecé a sollozar tapándome la boca para no hacer ruido, haciendo que el maquillaje que tenía se corriera y acompañara a mis lágrimas por el suave camino por mis mejillas.
El transporte aéreo avanzaba a una velocidad media por la pista de aterrizaje, que equivalía a la corrida de un humano.
Como regalo de los ángeles, escuché que alguien gritaba mi nombre desde el exterior. Abrí los ojos repentinamente y como una ráfaga me abalancé a mirar por la ventana. Mi cara se iluminó con una inmensa sonrisa que nació de repente. Simón, el amor de mi vida, corría desenfrenadamente a la par de la avioneta, mientras ésta cada vez aumentaba más su velocidad. Mi novio llegó hasta mi ventanilla y no paraba de gritar mi nombre cada dos segundos, podía notar la tristeza que sus ojos comunicaban. Más lágrimas caían de mis ojos y chocaban con mi boca, ahora que lo veía a él. Mi esposo puso su mano en mi ventana, tratando de mantener el ritmo para estar a la par de la avioneta. Deposité mi mano en el vidrio también justo sobre la de él, como una típica película de amor. Pero claro, esto no era ficción, era la pura y triste realidad.
Cientos de recuerdos sobre nosotros y sobre mis amigos se me veían a la mente en ese momento. Cuando Simón comenzó a despegar su mano de la ventana, supe que era el fin, la avioneta había llegado a su velocidad máxima y en pocos segundos despegaría.
Ya no pude ver más a mi novio a través de la ventana, y en ese momento supe que tenía que dejar de ser pasiva, era ahora o nunca el momento de actuar, no era momento de decir adiós, no podía darme por vencida tan fácilmente y dejar que me arrebataran lo vivido, mi presente, mis recuerdos así como si nada.
Ya no me importó absolutamente nada. Me escabullí hasta la lámina de corcho y saqué la tarjeta, feliz por tenerla en mi poder.
- Voy a cerrar la puerta, necesito privacidad – le dije fríamente al piloto, y él asintió desinteresadamente. Me imaginé que no me había escuchado, ya tenía puesto los auriculares para el despegue.
Cerré aquella puerta y me dirigí a la otra, la de acceso, sin desperdiciar ni el más mínimo segundo. Respiré hondo, conté hasta tres y pasé la tarjeta por la ranura con la función cerradura. La luz roja del picaporte cambió a verde y la puerta se abrió sola automáticamente, haciendo que provocara un verdadero tornado con una fuerza de succión que te lanzaba hacia el exterior. No me quería imaginar cuan peor fuese si estuviéramos volando. Me aferré a uno de los asientos delanteros con todas mis fuerzas para no salir despedida y avancé hacía la parte trasera de la avioneta en busca de una de las valijas con mi ropa. Agarrándome del respaldo de los asientos, avancé con ella hacia el frente, mientas sentía que la avioneta comenzaba a levantar vuelo. Sin esperar una fracción de segundo más, usé la maleta como un escudo para amortiguar la caída y me lancé fuera del vehículo aéreo.
Caí bruscamente sobre la valija, la cual luego se me soltó de las manos. Di unas cuantas vueltas en el suelo, las cuales fueron un poco dolorosas, y quedé tumbada en el piso. Tardé un poco en ponerme de pie por la gravedad del impacto, pero cuando lo hice, observé que Simón me miraba sonriente desde una distancia de una cuadra, aproximadamente. Lo miré exhausta, inmóvil, shockeada por lo que acababa de hacer, saltar de una avión en movimiento. Solté la sonrisa que él estaba esperando y comenzó a correr en dirección hacia mí, yo hice lo mismo. Ni bien nuestros cuerpos estuvieron en contacto, nos abrazamos con una fuerza sobrenatural y él me levantó del suelo y me hizo dar unas fantásticas vueltas en el aire mientras nos besábamos como si fuera la última vez.
- Nunca nos van a poder separar, mi amor – le dije convencida.
- Jamás – me contestó aliviado al tenerme con él, para luego volvernos a sumergir en un inigualable beso que tanto él como yo, no queríamos que terminara nunca, como nuestro gran amor.
4 Pablochis comentaron:
La pucha che, voy a llorar.. que romantico que es todooooooooo... la odio a Luz, como los separó ¬¬.. por suerte el amor de ellos es a prueba de cualquier cosas, incluso de Luz de reseteos de posesiones etc etc jajaja quiero mas!!..
reee tierno!!!! nunca los van a poder separar!!!
Ahhhhhhhhh, Vale es una valieeente, como se nota que ama a Simón, que es capaz de tirarse de un avión para volver con él!!! Morí de ternura en el momento que juntas sus manso a través del cristal :D!
Euu, pongan otro capitulo, porque me re aburro sino ¬¬, plis ponganlo!!:(
Ahh, La Nove esta buenisima, ojala paso todo eso en CA♥, jaja.
♥Valeria&Simon♥
♥Rocío&Pablo♥
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