"Una Nueva Vida" CAP 48: "Precavidas confesiones"

lunes, 24 de enero de 2011 4 Pablochis comentaron
Faltan 2 capítulos para el final de la Primera Etapa.

HOY les traemos el capítulo 48 de "Una Nueva Vida", la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, Simón & Vale vuelven a la Urbe tras el evento desafortunado con el que se encontraron al despertar. Allí, se encuentran con un clima tenso y un muy mal humor por parte de la mayoría: ellos también recibieron la advertencia de los "3 días". Se terminan las obras del canal y los puentes que rodean la Urbe al anochecer. Al despertar, todos son sorprendidos por un avión mensajero que se manifiesta escribiendo con humo en el cielo. "2 días" es lo que éste escribe, otra advertencia. Cuando Vale esa noche se está por ir a acostar, llega Joaquín, quien no sólo le quitará el sueño, sino que le hará una confesión que ella no sabe y que la dejará también sin habla.
Esperamos que les guste y que nos den su opinión en un comentario.

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CAPÍTULO 48: Confesiones precavidas.

Asustados, y por consiguiente, lo más rápido que pudimos, en un poquito más de una hora logramos regresar a la Urbe, ahora libre de muros. Nadie pareció percatarse de la llegada ni de Simón ni mía. Todos parecían acelerados, preocupados, y muy atentos a lo que tenían que hacer.  Parecía que el clima estaba a nuestro favor, ya que ni bien dejamos nuestras cosas en las habitaciones, se desató una fuerte lluvia, que pronto se transformó en un temporal.
Los dos nos dirigimos al comedor para intentar tomar un desayuno, ya que aquel horrible hecho que “arruinó” nuestra luna de miel, nos tomó por sorpresa. A los pocos segundos desde que comenzamos a poner alimentos en nuestras bandejas, Thiago entró en el lugar, furioso, seguido por Mar y Hope.
- ¿Cómo puede ser que entren cuando quieran? ¿Acaso no tenemos seguridad? ¿Cómo es posible que no los vean? – dijo el chico de los lunares, antes de sentarse en una mesa.
- Bueno, todos sabíamos que al derribar el muro nos exponíamos. – agregó Esperanza.
- Sí, Hope, pero ya está construido el canal que nos rodea, y los puentes hechos tienen todos un guardia que controla la entrada y salida de las personas las 24hs. – dijo Thiago, calmándose y siendo un poco más comprensivo.
- ¿Y si entran por los túneles subterráneos que nosotros usábamos para salir? – preguntó Mar, nerviosa, frotándose las manos, con miedo de que su pregunta halla sido estúpida.
- Mi amor, sos una genia, ya mismo voy a dar la orden para que los tapen. – Dicho eso, le dio un beso en la frente y se fue corriendo.
Mar y Hope se sentaron en una mesa de dos, todavía sin percatarse de nuestra presencia. Simón carraspeó para llamar su atención y las dos voltearon en nuestra dirección. Las saludamos y juntamos otra mesa para estar los cuatro juntos.
- ¿Qué pasó que Thiago estaba tan loco? – dije antes de morder la tostada con manteca.
- Otra advertencia, la pintaron en una de las aulas – contestó Hope terminando la frase con un suspiro.
- Tres días, y la catástrofe nos vuelve a rondar. – dijo Mar preocupada, tratando de canalizar su ira mordiendo fuertemente los cereales que le robó a Simón, el cual se levantó para buscar otros. - ¿Ustedes no tenían que volver a la tarde? – dijo luego de darse unos golpecitos en el pecho para poder tragar el cereal atascado en su garganta.
- Sí, pero también nos advirtieron, no sabíamos si iban a volver, así que nos fuimos cuanto antes. – explicó mi esposo, sentándose otra vez con nosotros con su nuevo plato de cereales.
- También nos pintaron la pared – agregué.
Cambiando de tema, durante el resto del desayuno hablamos sobre lo linda que estuvo nuestra luna de miel, ellas querían algunos detalles que, por temas de intimidad, no podíamos contarles.
Una vez que paró la tormenta, el trabajo volvió a nacer: la construcción de los puentes restantes continuó, y así lo hizo durante todo el día hasta el anochecer, cuando por fin se terminaron de construir todos los puentes y la nueva Urbe, apta para todos, ya estaba terminada, por lo menos por fuera.
A la hora de dormir, todos decidimos hacerlo en los pasillos, para que si alguien quisiera dejar otra advertencia, no pudiera pasar, por los menos, hacia los lugares que éstos daban. Fue un poco incómodo, pero debo decir que la pierna de Simón resultó una excelente almohada.
Al día siguiente, Renné y Kant acudieron para despertar a Thiago, el cual se fue con ellos. Al ver esto, todos nos levantamos, intrigados, y los seguimos hasta el exterior. Como era temprano, hacía un poco de frío, pero el clima era soleado, a diferencia del día anterior.
- Hay un avión sobrevolando la zona señor, digo, Thiago – dijo Renné, acordándose de que el “pela” le había pedido que lo tutee.
- Ahí está otra vez – dijo Kant señalando al cielo. Todos levantamos la cabeza, algunos todavía enrollados con las sábanas.
Se trataba de un avión mensajero, que empezó a escribir con su humo.
- Es obvio lo que va a hacer, y no lo quiero ver – dijo Thiago disgustado y se fue hacia adentro. Inmediatamente Mar y Nacho le siguieron los pasos.
El mensaje estaba terminado y el avión ya se había perdido de vista. “Dos días” era lo que el humo blanco, parecido a una nube, comunicaba. Simón me abrazó y me llevó adentro para que no siguiera observando esa escalofriante imagen.
A la hora del almuerzo, como era un lindo día y como de costumbre, armamos varias mesas largas donde todos nos reunimos para compartir una rica comida y olvidarnos un poco de todo lo malo que estaba pasando.
Casi cuando terminamos, Joaquín se llevó a Simón y a Luca a varios metros de la mesa. Debido a la distancia, no pude oír ni una sola palabra, pero era evidente que estaban discutiendo, y que los dos más grandes estaban en contra del pequeño, que parecía quererles hacer entender algo. Unos minutos después, ya por fin finalizada la comida, volvieron, un poco disgustados todos. Simón se sentó en su lugar, al lado mío, e instintivamente le pregunté si todo estaba bien, a lo que me contestó con un agrio “no hay problema”.
Ya al anochecer, fui la primera en ir a la habitación para prepararse para dormir. Me puse mi pijama y cuando estaba por abrir las sábanas para meterme adentro, tocaron la puerta. “Pase” grité, y ésta se abrió tan lentamente que tardé en poder ver quien era. Se trataba del más chico de todos, Joaquín.
- Vale, ¿Podemos hablar? Es importante. – me dijo tímido. Estaba vestido con jeans, camisa blanca, una corbata rayada en tonos violetas y un saco oscuro que le quedaba de lo más tierno, haciendo resaltar sus ojos claros.
- Me estaba por ir a dormir, ¿Tiene que ser ahora? – le dije mientras me tapaba con las sábanas.
- Sí, no voy a poder dormir sino. – Y antes de que le dijera que sí, ya lo tenía sentado a los pies de mi cama, con los brazos cruzados y sobre sus rodillas.. Me senté con un almohadón entre las manos para contemplarlo mejor.
- Te voy a pedir que me dejes terminar de hablar y después me hacés todas las preguntas que quieras. – Asentí – Mirá Vale, Simón y Luca me prohibieron que te lo diga pero ya no puedo esperar más. Yo no sé qué nos va a hacer Luz, pero antes de que me pase algo a mí o a vos, prefiero ser precavido y contártelo ahora en vez de que no lo sepas nunca. – Me acomodé mejor y puse mayor atención, parecía, por la seriedad de su voz, un tema tenso y delicado. – Ya no me importan las paradojas temporales, te voy a decir todo, va, por lo menos lo que no sabés. Mirá rubia, hay una explicación  para todo lo que no te cierra de mí o lo que te parece extraño en cuanto a mi entorno, o la sensación rara que tuviste conmigo desde un primer momento. Vos ya sabés lo de su viaje en el tiempo así que es más fácil contártelo.
Simón y vos, cuando vuelvan al pasado, en su respectivo momento, van a tener dos hijos, bueno en realidad tres, pero esa es otra historia que se la tengo que contar a los dos más adelante. Uno de esos hijos, el último, el más chico, va a ser varón. No te puedo decir quién va a ser la madrina del bebé, pero el padrino va a ser Luca. Si vos buscás en tu memoria, te vas a acordar que lo escuchaste a Luca diciéndole ahijado a alguien.
- No, perdón, no me acuerdo – dije confundida. No sabía a dónde él quería llegar.
- Ese bebé que vas a tener con Simón, va a ser asmático, pero sano, como yo – dijo mientras sacaba su broncodilatador de su bolsillo. Yo lo miraba sin entender nada, con una expresión de total desconcierto que lo desesperó. – Vale, ¿No es obvio? ¿No te das cuenta? ¿Más pistas querés que te de? – seguía mirándolo como una boba, tratando de atar cabos en mi mente. – Vale, yo soy tu hijo, yo soy ese hijo varón que tu “vos adulta” tuvo con el Simón grande catorce años atrás en esta línea temporal. Yo soy tu hijo – me dijo mientras sus ojos se ponían llorosos al igual que los míos, por el impacto de la noticia.
En ese momento, Mar, Jaz, Melody, Tefi, Alai y Nina entraron al cuarto, y Joaquín, al verlas, se escapó de la situación, huyendo, dejándome desconcertada, aturdida, humedeciendo con mis lágrimas las sábanas de mi cama. Las chicas se acomodaron todas alrededor mío para preguntarme la causa de mi estado, pero yo no hablé. Me metí en una burbuja imaginaria, que hacía que todo lo que no sea yo no tuviera importancia para mí. Quedé en silencio, con la mirada perdida, pero sin evitar que mis lágrimas sigan cayendo, procesando la información que el muchacho castaño me había dado, pensando detenidamente en la precavida confesión que me había dado Joaquín, ahora que lo sabía, mi hijo. 

    

4 Pablochis comentaron:

  • Victoria Rodriguéz García dijo...

    Woow me encanto éste capítulo casi me puse a llorar con la ecena Valeria-Joaquin! :) Por favor podrían poner más seguido los capítulos por lo menos un capítulo cada semana desde ya muchas gracias.

    ATTE: Victoria Uruguay Maldonado

  • Anónimo dijo...

    esta muy bueno el capi no puedo esperar mas para leer el 49 y 50. Este capi ya lo habian subido antes, es la segunda vez q lo veo publicado

  • Pau... dijo...

    al autor le gusta que comenten, por lo menos para saber que opinan, y hasta que no sepa que han leido el capi, no le gusta publicar mas, asi que, hay que ser pacientes o comentar