"Una Nueva Vida" CAP 49: "El Fin de los Misterios"

jueves, 27 de enero de 2011 3 Pablochis comentaron
Falta 1 Capítulo para el Final de la Primera Etapa: Lunes 31 de Enero.

HOY les traemos el capítulo 49 de "Una Nueva Vida", la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, Vale decide afrontar la noticia dada por Joaquín. Al mismo tiempo, otra advertencia ronda la Urbe: todos despertaron con la frase "un día" escrita en alguna parte de su cuerpo. Vale encara a Simón & a Luca y les reprocha que no le hayan contado con anterioridad que Joaquín era su futuro hijo. Éste irrumpe en el lugar no solo para aclarar el tema, sino además para contar el resto de su historia, de la de su familia, de Simón y Vale adultos, para darle fin a todos los misterios restantes.
Esperamos que les guste y que nos dejen su opinión en un comentario.

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CAPÍTULO 49: El fin de los misterios

De toda la noche, habré dormido dos horas como máximo. El resto del tiempo me la pasé derramando lágrimas, abrazada a la almohada, debajo de las sábanas, para no preocupar a las chicas, las cuales no insistieron más luego de pedirles que me dejen sola. Esa noticia había sido muy shockeante, aunque debo admitir que algo así me lo esperaba. Esto era sobre lo que Simón me decía que no me podía contar porque no lo entendería, sobre lo que me decía que pronto lo sabría. Y así fue.
Esa mañana todas las chicas se levantaron, y podía escuchar como hablaban en voz baja sobre mí, sin saber que no estaba dormida.  Una hora más tarde, a las 10 am, me digné a levantarme, tenía unas cosas que arreglar con ciertas personas.
Me bañé, me cambié y fui hacia el comedor, donde todos, a pesar de haber terminado de desayunar, estaban reunidos. Me quedé quieta detrás de una columna para escuchar lo que Thiago decía:
- Como verán… - decía mostrando su espalda, la cual tenía escrito “un día” con marcador - …a la mayoría nos escribieron el cuerpo con esta advertencia cuando estábamos durmiendo. – Todos, incluyéndome, nos fijamos y acertadamente, teníamos escrito, cada uno en una parte distinta del cuerpo del otro. Yo lo tenía escrito en el pie. – Mañana es el gran día, y ya digamos que estamos preparados para lo que venga, así que no tengan miedo, sean fuertes, todos juntos podemos hacerlo…
No quise escuchar más y me retiré del lugar en busca de las personas con las que necesitaba hablar. Salí del edificio y a escasos metros de la entrada estaban los que buscaba, mi esposo y Luca, el cual le estaba mostrando a Simón que tenía la advertencia escrita en el cuello, y que improvisadamente, se puso un pañuelo para taparla. A su lado, Simón se subió un poco la remera negra para mostrar la advertencia que tenía escrita en su abdomen. Llegué a donde estaban ellos y antes de que pudiesen decirme algo los tomé de la mano y me los llevé, bruscamente y sin dar explicaciones durante todo el camino, hacia la guarida subterránea, el antiguo “lugar distinto” de Mar y Thiago, que ahora funcionaba como cuartel de la resistencia en el Ex NE.
- Mi amor, ¿Te sentís bien? ¿Qué pasa? – me preguntó mi esposo, dubitativo.
- Rubia, te veo muy enojada – dijo Luca en tono de chiste, que no me causó ni la mínima gracia.
- Yo no le encuentro la gracia, Luca – Al notar la seriedad de mis palabras, se sentaron sin decir nada más. Me senté enfrente de ellos y me acomodé.
- Miren, yo puedo entender que me estaban escondiendo algo que no me podían decir para no hacerme un mal… - los dos se miraron cómplices - ¡¿Pero como no me van a decir que Joaquín es mi futuro hijo?! – dije ahora perdiendo toda la cordialidad que me quedaba. Los dos se quedaron callados. - ¡Hablen! ¡Necesito explicaciones!
- Yo te las voy a dar – dijo Joaquín, entrando en el lugar y acercándose lentamente hacia nosotros. Tomó un puff y se sentó más cerca de mí que de ellos. - Ellos no te dijeron nada porque yo les pedí que no lo hicieran. Vale, te lo quería contar yo a vos, al igual que lo hice con cada uno de ellos por separado.
- ¿Es verdad eso? – les pregunté a Simón y a Luca. Los dos se miraron y no contestaron. - ¡¿Es verdad eso?! – les pregunté ya con un tono de voz más elevado.
- Sí, sí, sí – contestaron los dos repetidamente y al unísono.
- Y ahora que ya todos saben quien soy, quiero terminar con todo tipo de misterios, quiero contar todo lo que tengo que contar, con respecto a mí y a mi entorno. – dijo Joaquín. Cuando hablaba así, parecía un hombre, una persona de mucha más edad.
- ¿De qué hablás? ¿Hay cosas que no sabemos? – le preguntó Luca muy curioso.
- Sí, pero no exactamente de mí. Si me conocen, sabrán que no me gusta que me interrumpan mientras hablo, así que no lo hagan, por favor – los tres asentimos. – Bueno, específicamente les quiero hablar sobre mi hermana, va, sobre “mis hermanas” – dijo haciendo el gesto de comillas con los dedos – Vos, Vale, leíste una carta que mi hermana Kiara le envió a Nina, así que ya sabés de qué estoy hablando.
- ¿Esa Kiara que escribió la carta es tu hermana?´- pregunté asombrada.
- Sí, bueno, sabés que ella no es mi hermana biológica, pero que Nina sí.
- ¡¿Qué?! – gritaron Luca y Simón al mismo tiempo.
- Lo que escucharon, pero déjenme hablar antes de preguntar. Como todos saben, Alai y Nina no fueron adoptadas, fueron robadas. Cuando Nina nació, a los pocos días, los guardias de la corporación la robaron de los brazos de su madre, o sea vos Vale,  cuando estabas haciendo las compras, mientras su papá, vos Simón,  las esperabas a las dos en el auto. A los pocos meses, luego de llorarla mucho, ustedes adoptaron a una bebé huérfana. Le dieron una familia, un nombre, Kiara, le dieron básicamente una vida. Unos años después me tuvieron a mí. Durante toda su vida, Kiara creyó ser hija biológica de ustedes, por lo tanto, hermana biológica mía, hasta más o menos dos semanas, cuando los escuchó contándoles todo esto a una pareja de amigos que no veían hace 18 años, creo. Ella entró en un shock muy grande, pero después comenzó a averiguar y fue al mercado en que robaron a Nina, la hija de ustedes, y le dijeron que los guardias la dieron a una mujer que estaba dentro de una camioneta del gobierno. El dueño del almacén le dio un recorte de diario viejo, el cual traía la noticia de que Luz Inchausti, la Jefa de Ministros, había adoptado una beba. Ese recorte era del día posterior al robo de Nina. ¿Mucha casualidad no? – Los tres nos miramos boquiabiertos – Vale no te hagas la sorprendida porque vos ya lo sabías. – me reprochó.
- Sí, pero en ese momento no sabía ni que vos eras mi hijo, ni que Kiara era mi hija adoptiva, ni que Nina también era mi hija, ahora es todo muy impactante. – le dije ya en un tono nervioso.
- Bueno, sigo. – Joaquín se acomodó en el puff – Kiara me contó todo a mí sólo, yo no estaba para nada de acuerdo en que le escribiera la carta a Nina, no porque no quiero conocerla, sino que al ser ella, la hija adoptiva de la Jefa de Ministros, nos exponemos a un gran peligro, Luz no permitiría que Nina salga de la burbuja y supiese todo, además, no quiero que a Kiara le pase algo malo. Sin embargo, además de la carta, Kiara está intentando acercarse a Nina de mil maneras, y yo siempre lo estoy tratando de evitar. Por ejemplo, en el casamiento, yo en un momento tuve que irme mientras vos, Vale, estabas yendo al altar porque ella llegó al lugar para hablar con Nina. Tuvimos una discusión y al final se terminó yendo.
- Yo te ví discutiendo con una chica ese día, ¿era ella? – Joquín asintió.
- Lo que yo les pido – dijo casi rogándonos – es que aunque lo sepan no hagan nada, yo quiero que Kiara esté a salvo.
- Pero Joaquín, en algún momento lo va a tener que saber, vos y Kiara se lo van a tener que contar. Además Luz ya no es más la Jefa de Ministros, ya no está cerca para vigilarla – dijo Simón en tono reflexivo.
- ¿Qué no está cerca? ¿Acaso las advertencias sobre mañana son de mentira? – dijo un poco enojado.
- Tenés razón, pero vamos a hacer un trato: Vale, Luca y yo no le decimos nada a Nina, si vos prometés que junto a tu hermana le van a contar, no importa cuando, pero que lo van a hacer. – dijo Simón extendiéndole la mano en forma de pacto.
- No es algo que quisiera, aunque Kiara sí, pero bueno, está bien – le dijo, y luego le estrechó la mano.
El resto del día, Simón y yo nos la pasamos hablando de los hermosos y sanos hijos que íbamos a tener en un futuro no muy lejano, Nina y Joaquín. Aunque también hablamos de Kiara, sobre la cual Simón me preguntó cómo era, ya que yo la había visto el día del casamiento. No pude contarle mucho, ya que la ví a medias, pero era más que seguro que era una muchacha bellísima.
Pero sin dudas lo más emotivo de nuestras charlas paternales, fue nuestro acuerdo: aunque logremos evitar el robo de Nina,  igual adoptaríamos a Kiara, era algo justo para todos, algo hermoso.
Antes de ir a dormir (esta vez Simón y yo dormiríamos juntos), nos cruzamos con Nina, la cual se nos quedó mirando muy extrañada:
- ¿Les pasa algo?
- No, nada – dijimos los dos al mismo tiempo, sin quitar nuestros ojos empapados de lágrimas del rostro de la morocha.
- ¿Te podemos abrazar? – preguntó Simón muy emocionado. Ni siquiera contestó que sí y los dos ya estábamos pegados a su cuerpo. Nina estaba muy confundida y se la notaba tensa con respecto a nuestro comportamiento. Pero a nosotros no nos importaba nada, estábamos abrazando por primera vez desde que lo sabíamos, no sólo a una chica llamada Nina, sino a mucho más que eso, a nuestra futura hija.

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