HOY les traemos el capítulo 69, el penúltimo, de la novela de nuestro FansClub Oficial e Internacional de Pablochi "Pablochifans".
En el capítulo de hoy, hablado por Simón, este cuenta los sucesos que acontecieron los dos años que pasaron desde que el portal y el reloj desaparecieron, tales como el nacimiento de Bruno, el hijo de Mar y Thiago, la separación de Jazmín de los "TeenAngels" y la incorporación de Vale a la banda. Dos años después, Vale se encuentra embarazada, y tanto ella como Simón esperan la ansiada llegada de su hija Nina, la cual como se ve al final de este capítulo, llegará antes de lo que todos pensaban.
Esperamos que les guste y que nos dejen su opinión en un comentario. ¡Falta un capítulo para el final, no te lo podés perder!
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CAPÍTULO 69: Dos años después [Habla Simón]
Pasaron dos
años desde que el reloj, más precisamente el portal, había desaparecido de
nuestras vidas para siempre. ¡Tantas cosas pasaron en estos dos años! No sé por
dónde empezar, pero voy a tratar de ser conciso pero correcto.
Mar y Thiago tuvieron a Bruno, así le pusieron finalmente. Al principio fue un
tanto difícil para ellos, el “pela” no tenía idea de cómo sobrellevar esta
nueva etapa, la “petiza” tampoco, pero juntos y con nuestra ayuda lograron ser
los buenos padres en los que hoy se convirtieron.
Jazmín dejó “TeenAngels” tras una fuerte pelea que tuvo con los demás miembros de la banda. Se pidieron disculpas y todo se arregló, pero sin embargo, ella decidió quedarse afuera del conjunto. Acordado entre todos, “Man!” se disolvió. Fue algo duro para Nacho, pero convenimos que era lo mejor para todos, ya que en los últimos tiempos la banda caía en picada. Como consecuencia, Los “Teen” le dieron la oportunidad a Vale de incorporarse como la quinta integrante para reemplazar a Jazmín. Aunque Nacho se vio un poco molesto con ella ante esta decisión, mi esposa no dudó un segundo en ser una teenangel más.
Pero yendo al grano, ¿se preguntarán que pasó con Vale y conmigo no? Bueno, como nuestro viaje al futuro nos permitió saber, en este momento estamos esperando a nuestra preciosa beba, a Nina, que ya viene creciendo hace ocho meses y medio. ¡Falta muy poco para que esté entre nosotros! Sí, parezco muy alegre y entusiasmado, pero la verdad es que el miedo me desestabiliza las piernas. ¿Yo padre? Sí, eso estaba por pasar en más o menos dos semanas si es que llega en término. Estos meses Vale estaba extremadamente sensible, no comía tanto como cualquiera embarazada, pero sus celos estaban a flor de piel, demasiado para mi gusto.
Jazmín dejó “TeenAngels” tras una fuerte pelea que tuvo con los demás miembros de la banda. Se pidieron disculpas y todo se arregló, pero sin embargo, ella decidió quedarse afuera del conjunto. Acordado entre todos, “Man!” se disolvió. Fue algo duro para Nacho, pero convenimos que era lo mejor para todos, ya que en los últimos tiempos la banda caía en picada. Como consecuencia, Los “Teen” le dieron la oportunidad a Vale de incorporarse como la quinta integrante para reemplazar a Jazmín. Aunque Nacho se vio un poco molesto con ella ante esta decisión, mi esposa no dudó un segundo en ser una teenangel más.
Pero yendo al grano, ¿se preguntarán que pasó con Vale y conmigo no? Bueno, como nuestro viaje al futuro nos permitió saber, en este momento estamos esperando a nuestra preciosa beba, a Nina, que ya viene creciendo hace ocho meses y medio. ¡Falta muy poco para que esté entre nosotros! Sí, parezco muy alegre y entusiasmado, pero la verdad es que el miedo me desestabiliza las piernas. ¿Yo padre? Sí, eso estaba por pasar en más o menos dos semanas si es que llega en término. Estos meses Vale estaba extremadamente sensible, no comía tanto como cualquiera embarazada, pero sus celos estaban a flor de piel, demasiado para mi gusto.
Esta mañana me
levanté unos minutos más temprano de lo habitual ya que tenía que recibir una
partida de libros para el nuevo trimestre de mi clase de psicología en Mandalay
(¿Yo psicólogo? ¿Quién lo hubiese imaginado?). Actualmente, los dos vivíamos en
el loft de Nico, ya que estábamos esperando que los obreros terminaran el
departamento nuevo que se estaba construyendo para nosotros y la beba en el
edifico que Nico había comprado cerca del Mandalay para que todos viviésemos
juntos en un mismo lugar.
Le di un tierno beso a Vale y a su pansa, tomé unas tostadas para el corto camino y me fui al colegio. El repartidor de libros estaba en la puerta esperándome cuando llegué. Firme un papel y me los entregó. Luego, los fui a dejar a mi salón, uno en cada pupitre para que cuando los alumnos llegaran ya los tuviesen. Compré un café y me senté a tomarlo mientras corregía exámenes anteriores para hacer tiempo hasta que los alumnos llegaran.
A las 8am todos ya estaban sentados disfrutando de sus nuevos libros. Fue una clase estupenda, la cual tuvo como tema del día la vulnerabilidad de cada uno y cómo aceptarla. Cuando tocó el timbre del recreo, una de mis alumnas más aplicadas se quedó unos segundos más para aclarar unas dudas. Lo que paso a describir a continuación parece algo trillado, pero pasó de verdad: esta muchacha, Emilia, estaba mostrándome unos apuntes cuando de repente se les cayeron al suelo. Mientras los juntaba, yo tomaba otro sorbo de café, y cuando ella se levantó, chocó contra mi mano, haciendo que aquel líquido caliente cayera sobre mi cuerpo, más precisamente sobre mi camisa. Estaba desesperada, casi llorando, por pedirme perdón mientras yo me quitaba la camisa para que no me siguiera quemando con el café. Como típica telenovela mexicana, Vale asomaba por la puerta mirando toda la escena, y claro, ¿Qué pensarías vos si ves a tu marido en cuero a solas con una de sus alumnas? Como te imaginabas, Vale desapareció como un rayo por demás enfurecida. Mientras me ponía la camisa manchada, le dije a Emilia que mañana revisaríamos sus dudas y la muchacha se fue lo más rápido que pudo, impulsada por la vergüenza de su acto.
Nunca había corrido tanto como esta vez para llegar al loft. Cuando llegué a la puerta, la abrí despacito y asomé la cabeza. Vale estaba sentada en el sillón, mirando el brazo de éste.
- Mi amor, si yo te viera en una situación como esa también pensaría lo peor, pero me tenés que escuchar, te puedo explicar todo. – le dije mientras me acercaba lentamente para luego sentarme en la mesa ratona, justo para quedar enfrente de ella. La rubia levantó la cabeza despacio y me miró, entre enojada y triste. – Ella se quedó después de clase porque tenía unas dudas sobre el tema que estábamos tratando en la clase. Emilia es una de mis mejores alumnas, me estaba mostrando unos apuntes sobre vulnerabilidad y aceptación que había tomado y entre su apuro por aclarar sus dudas y no perderse el recreo, se le cayeron las hojas al piso. Ella las estaba juntando, yo estaba tomando un café, tranquilo, y cuando se levantó no me vio y me tiró el café encima. ¡Hervía ese café! Me estaba quemando, así que me saqué la camisa. Si no me creés, mirá, acá tengo la prueba. – le dije señalando la mancha enorme y marrón que tenía en el frente de mi camisa blanca, la prueba de la verdad. Ella me miraba pero no decía nada, estaba petrificada, pero no dejaba de mirarme, con una expresión entre sorprendida y asustada.
- ¿Y? ¡Mi amor decime algo! – le dije de una vez por todas cuando la impaciencia me sobrepasó.
Vale puso sus dos manos en la pansa, se la miró y luego volvió a dirigir su mirada hacia mí.
- Simón, rompí bolsa – me dijo, haciendo que esa frase nos marcara de por vida.
Le di un tierno beso a Vale y a su pansa, tomé unas tostadas para el corto camino y me fui al colegio. El repartidor de libros estaba en la puerta esperándome cuando llegué. Firme un papel y me los entregó. Luego, los fui a dejar a mi salón, uno en cada pupitre para que cuando los alumnos llegaran ya los tuviesen. Compré un café y me senté a tomarlo mientras corregía exámenes anteriores para hacer tiempo hasta que los alumnos llegaran.
A las 8am todos ya estaban sentados disfrutando de sus nuevos libros. Fue una clase estupenda, la cual tuvo como tema del día la vulnerabilidad de cada uno y cómo aceptarla. Cuando tocó el timbre del recreo, una de mis alumnas más aplicadas se quedó unos segundos más para aclarar unas dudas. Lo que paso a describir a continuación parece algo trillado, pero pasó de verdad: esta muchacha, Emilia, estaba mostrándome unos apuntes cuando de repente se les cayeron al suelo. Mientras los juntaba, yo tomaba otro sorbo de café, y cuando ella se levantó, chocó contra mi mano, haciendo que aquel líquido caliente cayera sobre mi cuerpo, más precisamente sobre mi camisa. Estaba desesperada, casi llorando, por pedirme perdón mientras yo me quitaba la camisa para que no me siguiera quemando con el café. Como típica telenovela mexicana, Vale asomaba por la puerta mirando toda la escena, y claro, ¿Qué pensarías vos si ves a tu marido en cuero a solas con una de sus alumnas? Como te imaginabas, Vale desapareció como un rayo por demás enfurecida. Mientras me ponía la camisa manchada, le dije a Emilia que mañana revisaríamos sus dudas y la muchacha se fue lo más rápido que pudo, impulsada por la vergüenza de su acto.
Nunca había corrido tanto como esta vez para llegar al loft. Cuando llegué a la puerta, la abrí despacito y asomé la cabeza. Vale estaba sentada en el sillón, mirando el brazo de éste.
- Mi amor, si yo te viera en una situación como esa también pensaría lo peor, pero me tenés que escuchar, te puedo explicar todo. – le dije mientras me acercaba lentamente para luego sentarme en la mesa ratona, justo para quedar enfrente de ella. La rubia levantó la cabeza despacio y me miró, entre enojada y triste. – Ella se quedó después de clase porque tenía unas dudas sobre el tema que estábamos tratando en la clase. Emilia es una de mis mejores alumnas, me estaba mostrando unos apuntes sobre vulnerabilidad y aceptación que había tomado y entre su apuro por aclarar sus dudas y no perderse el recreo, se le cayeron las hojas al piso. Ella las estaba juntando, yo estaba tomando un café, tranquilo, y cuando se levantó no me vio y me tiró el café encima. ¡Hervía ese café! Me estaba quemando, así que me saqué la camisa. Si no me creés, mirá, acá tengo la prueba. – le dije señalando la mancha enorme y marrón que tenía en el frente de mi camisa blanca, la prueba de la verdad. Ella me miraba pero no decía nada, estaba petrificada, pero no dejaba de mirarme, con una expresión entre sorprendida y asustada.
- ¿Y? ¡Mi amor decime algo! – le dije de una vez por todas cuando la impaciencia me sobrepasó.
Vale puso sus dos manos en la pansa, se la miró y luego volvió a dirigir su mirada hacia mí.
- Simón, rompí bolsa – me dijo, haciendo que esa frase nos marcara de por vida.
4 Pablochis comentaron:
el capítulo muy hermoso, me encantó, muy bonito la parte final de dos ♥
va a nacer la hija de dos .... me encanta pablochi ♥
aii nacera nina que tiernos... oii el penultimo .ya falta poco y el ultimoooooo
hoy no vas poner lo capitulo de la novela?
MORIRE! se acabara esta nove y tngo depresión u.u quiero el ultimo capi, YA
CATA PE
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